sábado, 3 de mayo de 2014

LA LUCHA DE CLASES
«La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes.
En las anteriores épocas históricas encontramos casi por todas partes una completa división de la sociedad en diversos estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y, además, en casi todas estas clases todavía encontramos gradaciones especiales.
La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado. (…)
Pero la industria, en su desarrollo, no sólo acrecienta el número de proletarios, sino que los concentra en masas considerables; su fuerza aumenta y adquieren mayor conciencia de una misma. Los intereses y las condiciones de existencia de los proletarios se igualan cada vez más a medida que la máquina va borrando las diferentes partes, a un nivel igualmente bajo. Como resultado de la creciente competencia de los burgueses entre sí y de las crisis comerciales que ella ocasiona, los salarios son cada vez más fluctuantes; el constante y acelerado perfeccionamiento de la máquina coloca al obrero en situación cada vez más precaria; las colisiones individuales entre el obrero y el burgués adquieren más  y más carácter de colisiones entre dos clases.»
 MARX, K; ENGELS, F.: El manifiesto comunista, 1848.
ALINEACIONES
La teoría marxista de la alienación en la filosofía marxista es la interpretación ideológica del concepto psicológico y sociológico de alienación considerando que el trabajador, desde el punto de vista capitalista, no es una persona en sí misma, sino una mano de obra que puede representarse en su equivalente económico: el trabajador es una determinada cantidad de dinero, utilizable, como mano de obra, para la multiplicación del mismo.
En su teoría de la alienación, Karl Marx, el cual en distintas obras, sobre todo en sus Manuscritos económico-filosóficos (1844), analizó con suma profundidad el problema de la alienación, parte de que ésta caracteriza las contradicciones de un determinado nivel de desarrollo de la sociedad. Relaciona la alienación con la existencia de la propiedad privada y de la división antagónica del trabajo. Entendida de este modo, la alienación abarca toda la actividad humana, pues cada tipo de dicha actividad se convierte en monopolio de un grupo aislado de personas, cuyo hacer es extraño a todos los demás miembros de la sociedad. En sus obras clásicas de las décadas de 1850 y 1860, Marx sustituye la categoría de alienación, que figuraba en sus primeros trabajos, por todo un sistema de conceptos, entre los cuales la alienación también aparece como característica concreta de las relaciones de producción del capitalismo. Véase: fetichismo de la mercancía.
ENGELS
Federico Engels.
a. Vida. Nació el 18 de Noviembre de 1820 en Barmen. Descendía de una familia de industriales, su padre era fabricante de tejidos y Engels abrazó la profesión comercial. Fue educado en un ambiente familiar pietista, desde su juventud se ocupó de las cuestiones religiosas y murió el 5 de agosto de 1895 en Londres.

"La Ideología Alemana" (1845-1846), "La Dialéctica de la Naturaleza" (1873-1882), "El Capital" (1885-1894), "El Origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del Estado" (1874).
c. Pensamiento. En 1841 durante su servicio militar frecuentó el círculo académico de los Hegelianos llamados "Los Libres", adhiriéndose más tarde a la izquierda Hegeliana. "Engels había abrazado abiertamente las ideas de la democracia revolucionaria, anunciando la necesidad de una transformación revolucionaria de la vida social llevada a cabo por el propio pueblo y en nombre de la libertad".

Combate la religión y el imperio como los poderes opresores que esclavizan al hombre, así proclama y manifiesta su ateísmo. Engels en su pensamiento pasa de la democracia revolucionaria al comunismo. Critica desde el punto de vista del socialismo los fenómenos y la presión del régimen económico reinante como consecuencia necesaria de la propiedad privada.

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